En este artículo, Marco Deckers nos cuenta por qué RPZ se enorgullece de sus champiñones producidos regionalmente.
Cuando entramos en la sala de juntas, lo primero que vemos es una enorme fotografía aérea de la empresa en Geldern. En el centro de la foto, se encuentra la casa y el modesto granero donde empezó la aventura del champiñón, de la mano de su padre, Hans Deckers, a comienzos de la década de 1970. Marco Deckers, quien integra la junta directiva junto a su padre y a su hermano Patrick, explica cómo la empresa creció poco a poco. «Hasta 1970, mi padre tuvo una explotación mixta. El gobierno alentó a las pequeñas granjas de la región a que empezaran a cultivar champiñones. Así, cada pueblo empezó a tener algunos productores, quienes organizaron sus ventas en conjunto. Este proyecto se transformó luego en nuestra organización RZP de cultivo y venta de champiñones, que actualmente emplea a unas 650 personas».
Producción sostenible
En la actualidad, el primer granero está rodeado por un almacén de embalaje y decenas de salas de cultivo, algunas de ellas equipadas con paneles solares. En un prado cercano se está construyendo a toda marcha un innovador complejo con lechos basculantes (ver recuadro). «La producción sostenible tiene un gran valor para nosotros y para nuestros clientes. Por eso estamos invirtiendo. Nuestra empresa genera de forma sostenible alrededor del 50 % de la energía que utiliza. Nuestra unidad combinada de calor y energía contribuye a la sostenibilidad de los cultivos, así como la iluminación LED y la refrigeración con eficiencia energética».
Punto único de venta
Además de los champiñones que cultiva en su planta de Geldern, RPZ también vende las cosechas de otros nueve productores locales. Asimismo, el grupo incluye la organización de producción y venta Rhein-Neckar-Pilze, ubicada en Bürstadt, 300 kilómetros más al sur en la región de Hesse. Para hacernos una idea de la cantidad de champiñones que producen: todas las semanas, entre 380 y 400 recolectores polacos cosechan unos 400 000 kilos de champiñones blancos y portobellos en sus propias salas de cultivo. Además, completan la producción una variedad de hongos especiales, como hongos seta, hongos shiitake, hongos amarillos, setas de cardo, hongos pambazo y hongos silvestres. RPZ envasa y entrega todo de conformidad con las especificaciones del cliente. Es virtualmente un punto único de venta donde compran los supermercados, uno de los principales mercados de RPZ.
Demanda creciente de productos orgánicos
Deckers también tiene un panorama preciso de las demás exigencias de las cadenas de supermercados, desde minoristas tradicionales hasta minoristas de descuentos. Se reúne de forma periódica con los compradores o invita a los gerentes de áreas de frutas y hortalizas a visitar el negocio familiar, para fomentar su sentido de participación en el producto. «Los supermercados valoran que cultivemos nuestros champiñones de forma local. También valoran la sostenibilidad y que ofrezcamos garantías de seguridad alimentaria. Todas estas características se cuentan entre las que más importan a los consumidores. Existen buenas razones para que el supermercado Edeka tenga expuesta una foto de nuestra familia en la zona de verduras.
Los consumidores están de acuerdo en pagar unos centavos más por productos alemanes, y unos cuantos más si la producción es local». Otra tendencia que ha observado Deckers en los últimos años es el notable crecimiento de la demanda de champiñones orgánicos. «Los champiñones con certificación EKO pasaron a representar del 5 % al 10 % de nuestra producción en un año. Los cultivamos, envasamos y almacenamos por separado. La mayor demanda de productos orgánicos se debe, en parte, a las acciones de la activista ambiental sueca Greta Thunberg. El cambio climático ha afectado a las personas y las ha motivado a optar por un estilo de vida más sostenible y saludable. Los champiñones orgánicos cultivados localmente se corresponden con ese estilo de vida».
Las buenas materias primas son esenciales
El porcentaje de champiñones orgánicos podría incluso haber aumentado más rápido si hubiéramos contado con suficiente materia prima. «La paja cultivada orgánicamente es la base del compost. Es difícil conseguirla, lo que restringe la expansión. Además, la tierra de cobertura que se utiliza también debe tener la etiqueta de calidad BIO». Según Deckers, estas materias primas son vitales para un cultivo satisfactorio de champiñones. Por eso, RPZ valora mucho las buenas relaciones no solo con los compradores, sino con los proveedores.
Sus estrechos lazos con BVB Substrates – Euroveen, uno de los proveedores habituales de tierra de cobertura, se remontan a hace más de 20 años. Según Deckers: «La marca es un proveedor leal y profesional, con un enfoque orientado hacia el cliente. Si tenemos alguna pregunta sobre la cobertura, siempre se hace algo de forma inmediata. La distancia física también es corta, pues la planta de producción se encuentra a solo 20 kilómetros. La empresa ha invertido mucho para mejorar sus productos el último año. Por ejemplo, en un área de almacenamiento cubierta, que garantiza la calidad y la seguridad alimentaria de las materias primas. Y BVB Substrates también contribuye a la fiabilidad de la cobertura al transportarla con su propia flota de camiones limpios. Este nivel de calidad y de seguridad de la entrega es crucial para nosotros».
Lechos basculantes y equipos con eficiencia energética
Se prevé que la nueva planta de producción ubicada en Geldern estará lista este año. Contará con una característica nueva: los lechos basculantes. El gerente Rob van Dieten, quien supervisa el proyecto de construcción, nos explica el concepto de los lechos basculantes: «Cada lecho está dividido a lo largo. Si trabajan desde el medio, los recolectores pueden tirar de una mitad — que es levemente más ancha que el lecho tradicional — hacia ellos. Entonces, el recolector puede inclinar el lecho hacia sí en un ángulo de 45 grados, lo que implica una mejora en términos ergonómicos. El ángulo hace que la tarea sea más fácil y rápida, ya que el recolector puede usar ambas manos para cosechar los champiñones».